El “Bomba”…

La historia de nuestra mascota.

 

Quienes integraban nuestra compañía durante la medianía de la década de los 80, no lograron imaginar la trascendencia que tuvo en nuestra institución un perro, que corría junto a uno de nuestros voluntarios hacia nuestro cuartel cuando la sirena comenzaba a sonar; nunca pudo determinarse desde dónde salía este fiel animal, pero con el tiempo ese pequeño cachorro fue ganándose el cariño y cuidado de nuestros voluntarios. La historia cuneta que incluso llegaba al cuartel con el toque de sirena que indica el medio día.

El tiempo y el cariño hicieron que fuera permaneciendo por más tiempo en nuestro cuartel, hasta que sin darnos cuenta fue adoptado como nuestra mascota, fue bautizado como “bomba”; nombre poco original quizás, pero reflejaba todo el cariño y compañerismo que los bomberos sentíamos con él.
Múltiples son las anécdotas protagonizadas por nuestra mascota, pero tal vez lo más destacable ocurre en el año 1995, año en que se le otorgó medalla por 10 años de servicio y en donde ya contaba con su Registro Simbólico de Compañía, que era el 146.

Entre sus anécdotas podemos destacar que nuestro “bomba”, era capaz de diferenciar los tonos de despacho de nuestra compañía.

El “bomba” nos acompaño hasta el año 2003, cuando un fatal accidente apagó los años de servicio que cumplió en nuestra compañía. La tristeza inundó nuestro cuartel, cuando en una emotiva y significativa ceremonia, sus restos fueron depositados en los jardines de nuestro cuartel; hoy una lápida recuerda a nuestro fiel compañero, ese compañero que celosamente cuidaba nuestras máquinas y nuestro material, cuando el llamado nos obligaba a tomar raudos nuestra cotona y nuestro casco…